viernes, 24 de junio de 2011

Adiós Segovia, adiós


Y llegó el momento, el que parecía lejos  en septiembre de 2010, el momento que no quería que llegara.
Cinco años en Segovia dan para mucho. 

En Segovia he sonreído, he amado, he llorado, he sufrido, he enfermado, he crecido, he madurado, he conocido, he disfrutado, he olvidado, he aprendido, he creado, he soñado,… he vivido los mejores cinco años de mi vida. 

Supongo que todas las personas que estudian fuera, cuando llega el momento de la despedida sienten lo mismo que estoy sintiendo yo ahora, o no, Segovia es diferente, en Segovia he creado una segunda familia que muchas veces se ha convertido en la primera. 

Lloré cuando llegué a la residencia en primero y me marcho llorando por la puerta del piso. Cada cosa que he hecho estas últimas semanas no era como otras veces, era el último atardecer desde el balcón, era la última caña, era la última clase, la última barra libre, el último paseo de vuelta a casa, el último descanso en la biblioteca, el último café con cotilleos, los últimos macarrones de mañaneo, la última peli en el salón, la última foto de grupo,  la última siesta en la cama, el último aprovisionamiento en el mercadona…
A todas las personas que he conocido durante estos cinco años, a todas ellas que me han aportado más o menos, pero que de igual manera han hecho especial la vida universitaria, gracias, gracias por haber compartido conmigo este tiempo.


Especial mención a mis Rikelmes, Sonia, Sandra, Lucía, Arantxa, Cristina, Elisa y Mireya;  a Adela y a Elena, sin las que esto no habría sido ni la mitad de memorable.


Os quiero muchísimo.